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Cuba en Sucesión

Economía

EL CUENTAPROPISMO

EL CUENTAPROPISMO

Me preguntaba yo: ¿Para que hablar de la gastronomía, el comercio y los servicios de mi país? Si, en los últimos 45 años sobran ejemplos de mal trato, insufrible calidad de los productos, mostradores cerrados (debido a encontrarse el empleado de vacaciones) y ningún otro poder despachar la mercancía, abulia, brazos cruzados, “no hay”...Son diversos los responsables de éste desbarajuste económico.

Por solo citar alguno podemos empezar por uno cualquiera: En un sistema como el nuestro, la propiedad colectiva no pertenece a nadie en particular. El igualitarismo (absurdo y ridículo) en que nos han obligado a convivir, pretende que todos seamos iguales y por tanto no existe el respeto mutuo. La destrucción de los sistemas contables y económicos de la nación, buscando parecernos más a los “amigos” soviéticos en lugar de a nosotros mismos devino en colofón de lo que hoy somos. Una sociedad desnaturalizada.

¿Qué libre competencia en un país que hasta el dichoso término constituía una reminiscencia del capitalismo? No señor, digo, compañero, la emulación es lo que vale en nuestro sistema. Y los términos, aunque se parezcan mucho, no son ni remotamente iguales.

La caída del campo socialista y luego de La Unión Soviética trajo como consecuencia una serie de medidas, a decir de Fidel Castro “porque no teníamos otra alternativa”, que llevaron al “máximo líder” a tomar una serie de medidas económicas, que condujeron entre otras cosas a la liberalización de la circulación del dólar en nuestro país y a la liberalización de los trabajos particulares.
La libre circulación del dólar era una consecuencia directa de la necesidad de recaudar divisas.

Dentro de los planes del desgobierno se encontraban el establecimiento de tiendas de diversos géneros (en éste tipo de moneda). ¿De donde saldrían las divisas? De las remesas de dinero procedentes del extranjero y de las numerosas firmas extranjeras que se establecerían a partir de ese momento en nuestro país. ¿Por qué el trabajo particular? Debido a que siempre iba a existir un remanente de dinero en manos de la población. ¿Qué por-ciento de la población, que accede a las tiendas en divisas, es cubana? Probablemente me quede corto si digo que más del 90%.

Los años de crisis aun no han quedado atrás para el pueblo cubano, aunque existan dirigentes y periodistas que repetidamente sentencien: “Las medidas adoptadas en los años de crisis...” El gobierno pretendía engañar a la población diciendo que con el trabajo particular ya no se trataba de la propiedad social. Sin embargo los trabajadores particulares nunca tuvieron acceso a almacenes que les vendieran la mercancía a precio mayorista.

Al particular lo engañaban y discriminaban, desde el momento que se instituyó la palabra “cuentapropista”. No se le decía oficialmente trabajo particular o por cuenta propia, se le denominaba peyorativamente, que hasta suena denigrante.

La medida respondía a la necesidad de abrir una vía de empleo a aquellos trabajadores que en cifra de 250,000 personas en edad laboral iban a quedar sin trabajo en menos de dos años. Quedaban sin trabajo en el momento en que un peso era equivalente a 120 dólares y el sueldo promedio era de 150 pesos.

Se tornaba imprescindible, para el trabajador buscar la forma de llevar el sustento a su familia y el cubano comenzó a “ajustar los salarios". El procurar, a toda costa y todo costo el sustento familiar, llevó al cubano a apropiarse de cualquier cosa sin miramientos. De esa forma atacaron, por así decirlo, a las propiedades del desgobierno (que aparentemente debían ser propiedad social). Recuerden la fabrica de cervezas de Guanabacoa, prácticamente desmantelada por los propios operarios y muchas más que no mencionaré para no perder tiempo.

Poco a poco, con la ayuda del capital extranjero y sin realizar ninguna mejoría en lo que se refiere a la canasta básica o el transporte, el desgobierno ha logrado estabilizar, por así decirlo, la situación, aunque la miseria sea mayor que a comienzos de la década de los noventa. Eso sí los trabajadores particulares han sido gravados una y otra vez con impuestos totalmente injustos y dispares que los han obligado a desistir en unos casos y a persistir (a espaldas del desgobierno) en otros.

La gran contradicción del sistema estriba en que mientras dejan trabajar en la clandestinidad a un trabajador particular, atacan con saña a aquel que realiza su actividad legalmente. Exactamente, el que no conviene es el que lo realiza de forma legal. Al otro, tan pronto (el régimen) estime conveniente, se le pone fin a su actividad clandestina.

Miente aquel que dice que al legalizarse el trabajo particular compulsó la competencia. ¿Recuerdan las Unidades Básicas de Producción Agropecuarias (UBPC)? ¿Cómo iban a poder competir entre sí, siendo todas regidas por la misma mano?
El desgobierno jamás creó la posibilidad de un comercio libre en Cuba, mientras fingía que lo hacía.

Diez años después quiere demostrar que los males existentes son el resultado de la aplicación de los métodos capitalistas en nuestro país. Solo un ignorante, de los cuales tenemos muchos, es capaz de creer semejante cretinada. La misma desidia creada por el llamado socialismo cubano con la moneda nacional, ha aparecido con la moneda norteamericana, en Cuba. Este fenómeno es inherente al desgobierno cubano. En ningún otro país ha sucedido algo por el estilo.

Para ilustrar éste trabajo pondré el ejemplo del llenador de fosforeras: Es posible que Ud. le lleve un encendedor de gas y el personaje le diga que para poder realizar el trabajo necesita una aguja que no tiene. Ud. se preguntará: ¿Cuál será el objetivo de éste personaje que va a la escuela sin lapiz? ¿Será algún agente de la policía secreta del desgobierno, vigilando a un contrarrevolucionario?Posiblemente el llenador de fosforeras solo esté pensando en el impuesto que tiene que pagar, que solo le dejará unos pesitos y que no vale la pena seguir desgastándose en comprar el balón de gas en la tienda de divisas, pues de esa forma no le sale negocio. ¿Qué le importa resolver su problema si el de él no está resuelto?El desgobierno ha logrado elevar el índice delincuencial hasta el nivel de población.

Para poder subsistir Songo le tiene que dar a Borondongo y Borondongo a su vez a Bernabé. Bernabé le dará a Cuchilanga y así se formó el dale al que no te dio. Y a río revuelto, ganancia pa´l pescador. Un zapatero tratará de alargar su materia prima hasta el infinito para poder ser rentable y si tu zapato se despega al cabo de una semana, es asunto tuyo.

Lo peor es que el desgobierno no protege ni al trabajador particular ni al infeliz del usuario.

Resumen: En Cuba es necesario una carga para matar bribones, pero comenzando desde arriba, para de esa forma poner fin a más de 45 años de fidelones.

DOLAR CONTRA RECUERDO

Hay quién dice que el dólar hace olvidar. A mí, me da vergüenza recordar. Me ocurre cada vez que escucho conversaciones en las cuales le echan la culpa al dinero, cualquiera que sea su nombre o denominación. El pobre intermediario, que además de servir para acumular riquezas, nos ayuda a contar y medir entre que comprar y que vender, resulta el culpable de todos los males de ésta tierra, en manos de los más “bichos” que se aprovechan de los menos “vivos” engañándolos y ellos dejándose engañar con el cuento de que el dinero es el culpable de todas sus angustias y quebrantos.

¿Cuántas muchachitas de 16 años no se habrán enredado con extranjeros en mi país, buscando una forma de salir de su precaria situación económica? Tendríamos que preguntarnos más: ¿Cuántos muchachitos de 16 años no se habrán enredado con extranjeras para salir de la misma situación? ¿Cuántas muchachitas y muchachitos no se habrán enredado con lesbianas y gays con el mismo fin?

No es la prostitución la culpable de nuestros males, ni tiene nada que ver el triunfo del primero de enero. Todo vino después. Comparar épocas no sirve para nada, como que un coche tirado por caballos es incomparable a un automóvil moderno, o una máquina de escribir a una computadora.

Lo peor es reconocer que de aquellas ideas, de los primeros años después del 59, salvando raras excepciones, han resultado un fracaso. ¿Quiénes, sino las hijas de aquellas muchachitas (y muchachitos. ¿Por qué no?) que fueran captadas y sacadas de los arrabales de Ciego de Ávila o de cualquier otro rincón de nuestro país, que vivían en techo de guano y cuyas ropas tenían más tristezas que sus caras, son los que hoy en día se ven en la penosa necesidad de vender, no ya sus cuerpos, cualquier cosa, con tal de mejorar su desaparecida economía? Las madres y los padres tampoco dicen nada.

De esa forma nos engañaron diciéndonos que todo iba a cambiar y prometiéndonos el paraíso de la humanidad, ya no en el cielo. Aquí en nuestra tierra. De esa forma aprendimos a desenvolvernos solos y pasando el tiempo llegamos a la conclusión de que muy poco ha cambiado, casi nada.

¿Qué es lo que sigue igual? Hoy nos sentimos más inseguros que nunca. Que aún trabajando hasta reventar no logramos alcanzar nuestras necesidades más básicas. Que no podemos andar por las calles con la frente en alto, ni expresar libremente nuestras ideas sin exponernos al riesgo de ser, en el mejor de los casos, censurados.

Creo que ahí está la clave. Veo en las caras de las jineteras o los jineteros de hoy, las mismas caras de las guajiritas que aprendieron corte y costura o la de aquellos niños artilleros. Son las mismas caras de incertidumbre que mostraban las prostitutas al cierre de los balluses, las que reflejan las caras de las jineteras cuando son reprimidas en sus actividades sexuales. Aquellas, luego de años de estudio, colgaban sus títulos en la pared. Estas ya los tienen colgados. ¿Luego que?

Cara dura la de aquellos que nos prometieron una zafra de 10 millones o un cordón de La Habana o unas vacas que daban cientos de litros de leche al día o unos fabulosos plátanos micro-jets.

La revolución cubana triunfó en el 59, pero se apagó en el 60.